Etimológicamente, la palabra libro procede de “Liber”, en latín, membrana que tienen los árboles entre la corteza y la madera, en la cual se escribía antes de la invención del papel (según Virgilio y Cicerón).
Según la RAE es el “Conjunto de muchas hojas de papel u otro material semejante que, encuadernadas, forman un volumen.
Los primeros escritos, anteriores al 3000 a.C., se fabricaron con planchas de arcilla que contenían caracteres grabados con un punzón, escritura cuneiforme, y que fueron utilizados por los pueblos Mesopotámicos, entre los que destacan los sumerios y los babilonios.
Los egipcios comenzaron su producción bibliográfica unos siglos después utilizando el papiro como soporte y se testimonia el principio de transferencia fonética.
Los griegos tomaron su escritura de los fenicios aunque la modificaron separando las vocales de las consonantes, llegando así a la escritura alfabética en torno al 800 a.C.
Próximos a los libros actuales eran los rollos de los egipcios, griegos y romanos, compuestos por largas tiras de papiro, que se enrollaban alrededor de un palo de madera. El texto, que se escribía con una pluma también de junco, en densas columnas y por una sola cara, se podía leer desplegando el rollo. La longitud de las láminas de papiro era muy variable.
A medida que el uso de la escritura se extendió, los materiales se hicieron cada vez más transportables: de las planchas de arcilla a las tablillas de madera y las cortezas de árbol, los egipcios pasaron a utilizar láminas de papiro; los chinos adoptaron la seda y, desde el comienzo de nuestra era, el papel. En Asia menor, después en Grecia y, finalmente en todo el mundo romano se empleó el pergamino de piel de carnero, cabra o ternera, blanqueada y curtida. Todos los libros primitivos se presentaban bajo forma de rollos, y no estaban escritos más que por una cara; fue en la época de Augusto cuando se comenzó a cortar el pergamino en hojas y a plegar estas y coserlas para formar cuadernos, con lo que el libro, o códex, adquirió el aspecto regular actual. El uso del rollo continuó en la edad media para las colecciones de actas judiciales y se prolongó en la liturgia judía.
El pergamino, lo utilizaron los pueblos medievales para escribir en ellos textos sagrados y literarios. Alrededor del año 200 a.C. fue sustituyendo poco a poco al papiro y aproximadamente entre los años 1200 d.C. y 1400 d.C. fue asimismo reemplazado por el papel, aunque todavía se emplea en ocasiones especiales para documentos de gran importancia y trascendencia. El pergamino y la vitela están hechos empleando un procedimiento que consiste en lavar la piel, sumergirla después en una solución de cal para quitarle el pelo, rasparla e igualarla por ambos lados y al final desgastarla por un largo periodo de tiempo con polvos de piedra pómez. El llamado papel de pergamino, invención moderna, se obtiene al sumergir el papel ordinario sin encolar en una solución de ácido.
El papel más antiguo conservado se fabricó con trapos alrededor del año 150 d.C. Durante unos 500 años, el arte de la fabricación de papel estuvo limitado a China; en el año 610 d.C. se introdujo en Japón, y alrededor del 750 d.C. en Asia central.