La Historia, con mayúscula, siempre ha estado ligada a la historia de la televisión, tanto en la vía documental[1], como en la ficción realizada para televisión[2].
El primer acercamiento que existirá entre historia y ficción televisiva se hará a través de la literatura en programas como Novela y Novela II, programa emitido entre 1962 y 1979 donde cada semana se dramatizaba una novela dividida en cinco episodios de media hora de duración y se representaban novelas como El Fantasma de Canterville, Mujercitas, El Conde de Montecristo o Crimen y Castigo, o Estudio I programa que se emitió entre 1965 y 1985 que consistía en obras de teatro televisadas.
En los años setenta, y siguiendo la estela literaria de los dos programas anteriores, comienzan a emitirse otros programas como Cuentos y Leyendas, emitidos entre 1968 y1976 y Los Libros, emitido entre 1974 y 1977, dónde la ficción empezaba a salir de los estudios y se incorporaban recursos más cinematográficos y voces en off, además de llevar a la pantalla novelas y relatos de la literatura nacional (La Celestina, El estudiante de Salamanca de Espronceda o El Regreso de Emilia Pardo Bazán). A partir de los años setenta y con mayor inversión en la producción, aparecerán ficciones seriadas, en la misma línea literaria pero con referidas a obras de finales del XIX y principios del siglo XX, como La Saga de los Rius, y comienzan las producciones propias como Curro Jiménez.
La Saga de los Rius se emitió entre los años 1976 y 1977. Era una serie compuesta por 13 capítulos y estaba basada en los relatos de Ignacio Agustí Mariona Rebull y El viudo Rius, y relataba la vida de tres generaciones de una familia de la burguesía industrial barcelonesa entre 1880 y 1916. El guion se desarrollaba en tres líneas paralelas: una sentimental, que describía los sentimientos y problemas de cada uno de los miembros de la familia; otra costumbrista, en la que se exponían las modas, maneras y tradiciones de la época; y una tercera, histórica, que reflejaba los acontecimientos políticos y sociales más significativos que tuvieron lugar en Cataluña y España durante los casi cuarenta años en los que se desarrolla la historia.
Curro Jiménez, emitida entre 1976 y 1979, fue una serie inspirada en la figura histórica de Andrés López “el barquero de Cantillana”, y relataba la historia de un barquero que perdía su negocio a manos de un noble mal intencionado y se convertía en un bandido. En su nueva carrera como bandido conoce a sus compañeros: el Fraile, el Estudiante, el Gitano y el Algarrobo. La trama se desarrollaba durante la ocupación francesa y el bandolero y sus compañeros dedicaban sus esfuerzos a luchar contra partidas de soldados franceses y a asaltar a los ricos para dárselo a los pobres. La serie estaba a caballo entre el drama y la comedia y en cada capitulo se relataban las aventuras y desventuras de los personajes. La serie constaba de tres temporadas articuladas en 13 capítulos, excepto la tercera que fueron 14 capítulos. La serie terminaba con el abandono de Curro Jiménez de la vida de bandolero y su emigración hacia América en busca de una nueva vida.
Como señala Manuel Palacio[3] “la primera gran figura que guió los discursos televisivos en la transición fue Curro Jiménez”, además de ser la primera ficción en basarse en guiones originales y no en obras literarias previas.
Si algo caracterizó a esta serie como modelo de la ficción histórica española fue la conexión entre el tiempo de la narración con la realidad del momento en sus temáticas, lo que se denomina presentismo, algo que seguirá sucediendo a lo largo de la historia de este tipo de ficciones. Para entender esto hay que conocer el contexto sociopolítico en el que se desarrolló esta producción. Como señala Antonio Gómez López-Quiñones[4] la producción de Curro Jiménez comenzó a grabarse en 1975 cuando a la espera de la muerte de Francisco Franco, la incertidumbre de lo que iba a ocurrir estaba todavía en el aire. Ante las tensiones políticas a las que se enfrentaba el país, se buscaba por otras vías la dilatación de estas tensiones a través de distintas formas de entretenimiento, entre ellas la televisión. El personaje de Curro Jiménez estaba basado en la mitología del guerrillero español y se presenta en su primera temporada como el representante de los valores españoles y defensor de un pueblo que abogaba por la democracia, el patriotismo y el consenso ante la invasión francesa. En las dos siguientes temporadas, muchas de las tramas se centraban en la actitud del bandolero y sus compañeros ante la aparición de los liberales en la España de Fernando VII.
Esta conexión entre pasado y presente se acompañaba con dosis de drama, enfrentamientos y enredos amorosos, y grandes planos exteriores y un gran cuidado del vestuario, la ambientación y el attrezzo que hacían que el espectador quedase atrapado en el espacio creado por la serie.
Tras el éxito de Curro Jiménez, las grandes producciones siguieron la estela de creación de una nueva identidad colectiva de la sociedad española de la transición con producciones basadas la mayoría en novelas de finales del XIX o principios del XX, como Cañas y barro (1978), Los comuneros (1978), La Barraca (1979), Fortunata y Jacinta (1980), La máscara negra (1981), La plaza del diamante (1982), Los desastres de la Guerra (1982), Los gozos y sombras (1982), Juanita la larga (1982) o Las sonatas(1982).
2 comentarios sobre “Ficción histórica desde el nacimiento de la televisión hasta la Transición: Curro Jiménez”