En otras ocasiones os hemos hablado de los diferentes usos que podemos hacer de la fotografía en campos como la Historia, el cine o la televisión, la publicidad, etc… Hoy queremos compartir los distintos usos que se han hecho y se hacen de la fotografía a la hora de documentar una obra artística.
La fotografía como testigo del proceso de creación de una obra
Desde la aparición de la fotografía, muchos son los artistas que documentan los procesos de creación de sus obras con fotografías para dar testimonio de su trabajo. Si la intención inicial de estas fotografías es la de atestiguar un trabajo, estas han servido en épocas posteriores para entender y analizar obras artísticas y poder definir unas pautas de restauración basadas en el trabajo del propio artista.
Un ejemplo de la importancia de la documentación fotográfica de obras de arte puede verse en la obra de la fotógrafa Dora Maar, encargada de fotografiar el desarrollo de «El Guernica» de Picasso.

Pablo Picasso comenzó a trabajar en los bocetos del Guernica el 1 de mayo de 1937. Dora Maar realizó un registro fotográfico de todo el proceso creativo desde el 11 de mayo hasta el 4 de junio de 1937. El Museo Reina Sofía conserva un total de veintiocho fotografías que muestran las diferentes fases de ejecución del cuadro.
La documentación fotográfica como parte de la obra
La complejidad del Arte Contemporáneo ha hecho que muchos artistas tengan que acompañar con montajes fotográficos o vídeos sus obras para explicar su significado o resultado final. Por ello los artistas documentan con fotografías el proceso de creación de sus obras y luego las incorporan en los espacios expositivos.
Documentación fotográfica para la conservación y restauración de una pintura
Gracias a los avances de la fotografía digital, los centros de conservación y restauración utilizan la fotografía desde el inicio hasta el final del proceso utilizando diferentes técnicas.
- La macro y micro fotografía. Se utiliza para documentar datos técnicos, marcas, firmas…
- Fotografía con luz rasante. A grandes rasgos, esta técnica consiste en situar un foco de luz de manera que ilumine la obra desde un ángulo lateral casi en paralelo con su superficie. Gracias a la luz rasante es posible apreciar detalles de la pieza que a simple vista pasaban desapercibidos y poner en evidencia las irregularidades, deformaciones, textura, incisiones, pinceladas o levantamientos de la capa pictórica.
- Fotografía con luz transmitida. Esta técnica consiste en colocar un foco de luz en el reverso de un cuadro por lo que se fotografía la transparencia de los materiales del objeto. Esta técnica solo se puede emplear en los casos de soportes que permitan una transparencia parcial a la luz visible y nos proporciona información de las diferencias de espesor o densidad.
- Fotografía de la fluorescencia ultravioleta. Consiste en iluminar un objeto con radiaciones ultravioletas (< 500 nanómetros), emitidas por una lámpara de Wood, en un espacio a oscuras. Permite distinguir los añadidos, repintes y barnices gracias a la distinta fluorescencia y reflexión de los materiales.
- Fotografía Infraroja. La fotografía infrarroja o técnica fotográfica infrarroja, es aquella que nos permite fotografiar uno de los espectros lumínicos comprendidos entre 700 y 1.200 nanómetros, no visibles para el ojo humano.
Si queréis profundizar en este último punto os recomendamos que visitéis Digital Heritage de José Pereira, web dedicada al mundo de la documentación del patrimonio y los estudios realizados por el Museo Reina Sofía de La tertulia del café de Pombo de José Sola y Mujer en Azul de Pablo Picasso