Historical advisors y Film researchers en la producción de series Históricas

(Fragmento del TFM de Patricia Wert Castro )

Desde el 2001, año en el que se estreno Cuéntame como pasó, las cadenas de televisión privadas y públicas han emitido series con ambientación o trasfondo histórico en sus parrillas de programación. Muchas de estas series cuentan entre su equipo de producción con documentalistas (Film researchers) o asesores históricos (Historical advisor) que apoyan las producciones con información sobre el tiempo histórico de estas narraciones acercándonos a la realidad de aquella época.

Una buena documentación es fundamental para la elaboración de este tipo de ficciones y se debe realizar de una manera eficiente, aunque no existe una forma homogénea de trabajar a la hora de realizar la labor de documentación en una producción. Este proceso documental debe empezar desde la concepción del proyecto hasta el rodaje, pasando por todas los departamentos de producción.

Lo primero que se debe definir en un proyecto de estas características es el “Arco Temporal”[1], donde delimitar el tiempo que abarcará la narración. Para ello hay que tener en cuenta si se va a relatar un hecho histórico determinado o la vida de un personaje concreto (como podría ser el caso de la serie Hispania, basada en la vida de Viriato), o se narra un periodo más amplio de tiempo (en el caso de Amar en Tiempos Revueltos cuya primera temporada arranca en la Guerra Civil y continúa hasta los años 50).

Delimitado el periodo que se va a abarcar, se debe definir el punto de rigor histórico al que se quiere llegar: ¿Se trata de una serie basada en un hecho real? ¿Se utiliza el pasado sólo como ambientación de la historia? En este momento y atendiendo a las necesidades del proyecto es cuando se debe realizar el trabajo más riguroso de documentación, ya que es el momento de definir los personajes y las tramas, y elegir el punto de vista que se va a utilizar para la narración.

Como primera labor de documentación del proyecto antes de la redacción del guion, se debe recopilar información referente al contexto histórico, económico, social y cultural de la época en la que se va desarrollar la historia. Para este trabajo debe recurrirse a bibliografía especializada (manuales de historia, bibliografía relacionada con historia social, historia económica, vida cotidiana) además de recurrir a documentos de la época, literatura, pintura, ilustración y fotografía. A su vez se realizará una búsqueda de información de las localizaciones (aspectos históricos y urbanísticos, fronteras físicas del país, lengua…) y los posibles escenarios (como era una vivienda, lugares de ocio, costumbres, alimentación…).[2]

Una vez documentada la idea general del proyecto, el proceso de documentación debe trasladarse a los personajes. Si se trata de personajes reales, podemos definir sus circunstancias y ayudar así a perfilar las tramas entorno a ellos. Como fuentes se debe recurrir a biografías, estudios sobre el personaje, artículos de prensa e imágenes en la pintura, la fotografía y documentos audiovisuales (grabaciones de entrevistas en la televisión, archivos sonoros de radio, películas…) en los que aparezca el personaje. Además se debe contactar con la persona (en el caso de estar vivo) y sus familiares o amigos, para realizar entrevistas personales y contribuir con documentos privados (fotografías, videos caseros…) para realizar un perfil lo más exacto posible[3]. En el caso de ser personajes ficticios, el previo conocimiento de la Historia nos ayudara en el momento de encajarlos dentro de la narración, teniendo en cuenta la clase social a la que pertenecen, las costumbres de la época, el tipo de lenguaje…

Una vez realizada la documentación previa, se elabora la “Biblia” del proyecto donde se adaptará toda esta información a las tramas y personajes. La “Biblia” consiste en un dossier dividido en capítulos, con la idea genérica que se quiere hacer. La Biblia suele ser un documento con un total de 100 páginas escritas, en el que se describen los personajes, los escenarios, las relaciones que se establecen entre ellos, las tramas principales y secundarias, etc.[4]. La documentación previa puede ayudar de muchas maneras a enriquecer el proyecto: desde las tramas hasta los escenarios, pasando por los personajes y las relaciones entre estos.

Como fase posterior a la corrección y aportaciones de la “Biblia” hay que corregir los guiones: por un lado deben corregirse los errores cronológicos, los anacronismos… y por otro la adecuación del lenguaje que van a utilizar los personajes. Una vez realizada las correcciones de guion, la responsabilidad de que se lleven acabo o no estos ajustes estará en manos de los directores o productores.

La siguiente fase del proceso de documentación de una serie de ficción histórica será la documentación necesaria para cada uno de los departamentos de producción. Tanto el vestuario y el maquillaje como los escenarios y localizaciones deben ir acorde con la narración y con la época. Por ello debe recurrir a fuentes como fotografías de la época, pintura, grabados, literatura y otro tipo de fuentes que les den una idea general del tiempo de la narración y trabajar a partir de unas nociones de la época.[5]

Pero la labor de documentación no termina hasta el final del rodaje, ya que pueden surgir dudas en el momento de la grabación y es necesario que el documentalista o asesor este en contacto con el director para poder solventarlas.[6]

En una sociedad donde prima la tecnología y el audiovisual, es evidente que tanto el cine como la televisión tienen más influencia en la visión de las masas sobre la Historia que la que tienen los autores que se dedican a la denominada Historia académica. El público crea un imaginario de lo que es la Historia a través de lo que observan en la pantalla y forman una conciencia histórica a través del cine y la televisión. Hemos de ser conscientes de las dificultades que supone trasladar un acontecimiento del pasado a la pequeña pantalla, de las limitaciones y ventajas de este proceso y de las condiciones en las que se mueven los responsables de producción. La ficción histórica, como todos los programas de televisión, se encuentra en la mayor parte de los casos unida a los índices de audiencia donde prima la rentabilidad y limita notablemente la manera de tratar el relato que ha de hacerse para un público heterogéneo.

El eterno dilema que se presenta en este tipo de producciones es si las “licencias históricas” en pro del interés de la ficción son o no aceptables. Otro hecho que influye a la hora de dar sentido histórico a la ficción es el personaje o el momento elegido. Las ficciones que se remontan a pasados remotos suelen preferir obviar el rigor histórico para darle más énfasis al guion. Por esta razón siempre nos encontramos con valoraciones enfrentadas: la exigencia de un rigor histórico frente a la apreciación del entretenimiento obtenido, obviando profundizar en la fidelidad de los hechos contados. Es un debate que no  suele tener términos medios y la consecuencia es que las posturas son irreconciliables porque se valoran elementos muy diferentes de lo que es el total de las producciones. Esto no nos debe llevar a la conclusión de que se trata de algo negativo: si hay series históricas es porque la Historia atrae a los espectadores, les interesa. Por esta razón, ¿No será necesario que las productoras se asesoren en sus proyectos para evitar que den una visión distorsionada de la Historia? Partiendo de la idea de que este tipo de ficciones se fundamentan en entretener ¿Podríamos pedir un término medio entre entretenimiento y fidelidad? ¿Hay posibilidad de reconciliación entre ambas posturas? La aparición de los documentalistas y asesores históricos es la clave para llevar acabo esta reconciliación. Las ficciones históricas deben estar bien fundamentadas ya sean series de ambientación o series que recrean un hecho histórico y deben ser estas figuras del equipo de producción las que lleven acabo esta labor. El perfil de un documentalista de estas características debe ser una persona que conozca la Historia o al menos, una persona que conozca la forma de investigar la Historia ya que debe enriquecer y agilizar el trabajo dentro de una producción, además de tener nociones del mundo audiovisual para saber dónde puede aportar en mayor o menor grado. La implicación del documentalista debe abarcar todas las áreas: desde la creación del proyecto hasta el rodaje y la actuación de los actores. Pero como hemos podido observar, este trabajo no será posible hasta que las productoras, directores o guionistas, vean estos programas no solo como una forma de entretenimiento sino también como un material pedagógico que se debe acercar tanto a la “realidad” como a los consumidores buscando un equilibrio entre la Historia y la Ficción.


[1] GALÁN, Elena, Las Huellas del Tiempo del Autor en el Discurso Televisivo de la Posguerra Española. Razón y Palabra [en línea] Abril-Mayo 2007 nº56 http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n56/egalan.html [Consultado: 30 de Abril de 2012]
[2] LÓPEZ DE SOLIS, Iris. «Nuevos perfiles profesionales en el mundo de la documentación audiovisual: el researcher». En: Actas de las jornadas de Gestión de la Información IX, (Madrid, 22 y 23 de noviembre de 2007), .p 146
[3] LÓPEZ DE SOLIS, Iris. «Nuevos perfiles profesionales en el mundo de la documentación audiovisual: el researcher». En: Actas de las jornadas de Gestión de la Información IX, (Madrid, 22 y 23 de noviembre de 2007), .p 146
[4] FREUND,  Sebastian. Biblia argumental para series de ficción para televisión [en línea] Instituto Profesional Arcos, Santiago de Chile, 2008. <http://guion3arcos.files.wordpress.com/…/biblia-para-serie-de-ficcion.doc&gt; [Consulta: 30 de mayo de 2012]
[5]LÓPEZ DE SOLIS, Iris. «Nuevos perfiles profesionales en el mundo de la documentación audiovisual: el researcher». En: Actas de las jornadas de Gestión de la Información IX, (Madrid, 22 y 23 de noviembre de 2007), .p. 147
[6] LÓPEZ DE SOLIS, Iris. «Nuevos perfiles profesionales en el mundo de la documentación audiovisual: el researcher». En: Actas de las jornadas de Gestión de la Información IX, (Madrid, 22 y 23 de noviembre de 2007), .p 147
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Publicado por El Documentalista Audiovisual

El Documentalista Audiovisual es un equipo de trabajo dedicado a la búsqueda gestión de derechos de material de archivo en producciones audiovisuales. Bajo esta marca, Isabel Borruel y Patricia Wert, hemos desarrollado un proyecto de formación y consultoría en documentación audiovisual.

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